Me llevo una hora contar mi historia a papá y mamá, años de secretos e inseguridad, días y noches de rabia, de no poder compartir quién soy… Y fue mágico, hacerlos parte de mí, me sentí representante de la historia de muchos, y principalmente protagonista de mi vida, ese momento de intimidad nadie me lo robo y me sentí orgulloso. Entre toda la tristeza del mundo, cuando terminé me sentí libre y hermoso. Se me vinieron a la mente unas palabras de Borges, que dicen así: “cualquier destino por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento...el momento en que el hombre sabe para siempre quién es”. Libre y querido, con todo lo que eso conlleva. Y lo más lindo, lo más significativo vino al día siguiente, cuando papá volvió antes del trabajo, y me trajo mi postre favorito, churros rellenos con dulce de leche bañados en chocolate. Solo para mí. No hay nada más que decir, me abrió el corazón. Me siento libre y amado, me siento seguro, y quería contártelo, ¿sabes por qué? ...
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