Me desperté muy temprano, a ciegas llego a la ducha. Me preparo el desayuno, café y tostadas. El colectivo llega puntual, me sumerjo en el viento y la musica. La esquina, el barrio, soy un recuerdo andante, soy un hombre. Me cuesta caminar con estos zapatos de cuero. No me importan algunas cosas, otras las voy repasando mientras veo al chico de los ojos tiernos, a los alfajores de chocolate y dulce de leche. Sigo, sigo. Otra vez.
Muero de sueño, voy a desear haber dormido estas horas en la mañana, pero ahora no puedo parar de pensar. Entré a su instagram, se me rompio el corazón. Lo dejé. Lo olvidé. Él va a saber que vi su historia, él va a saber todo y no me importa, porque hace tiempo que me hizo sentir un idiota.
Planeo, planeo, voy a concretarlo.
Sueño, vuelo. Qué hermoso es tocar la satisfacción con la yema de los dedos, me calienta.
El señor ratón no vino a clases, me aburrí dos horas.
Voy a visitar la tierra de mi abuela, voy a tratar sentirme (si es posible) conectado con un lugar que cambio para siempre la historia de mi familia.
Con un ojo cerrado.
Mi corazón late.
Hoy conocí a la creadora de noches sin dormir.
Qué lindo es vivir.
Necesito más sexo. Me aburren.
Mentira. Necesito estudiar.
Necesito...todo.

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