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Mostrando las entradas de mayo, 2016

Un viernes 13

Hace unos cuantos años, antes de empezar a conocerme, de buscar dentro de mí respuestas que evitaba, de pensar en las personas como individuos pero también como algo más grande y fuerte, no tenía muchas expectativas, ni me conocía. Tenía preguntas, dudas, pero se manifestaban en agresión, en silencio, en bajar la cabeza. Realmente, me encontré en muchas situaciones donde sentí vergüenza. Muchas veces me avergoncé de mí, de mis sentimientos. Sentía mucha vergüenza de decir no quiero salir a jugar a la pelota, no me gusta esa chica, no quiero que pienses por mí, no quiero que elijas por mí, no soy así, no hago eso. Tuve que luchar conmigo y con los demás, con el peso de la imagen, de las expectativas, de las risas, de la burla. Tener voz es difícil, tenerla cuando (como en mi caso) te empezas a dar cuenta, a ver, a sentir muchas cosas desde muy chico es peor. Mi papá es un ejemplo, siempre tuve (y voy a tener) en cuenta su forma de ser. Papá es una buena persona, admiro mucho su inocen...