Papai, eu te amo

Cuando era chico, algunas noches, me escabullía de la cama e iba a escuchar (a escondidas) las conversaciones de mamá y papá; recuerdo dos en particular, o eso creo, ya que por la edad y el tiempo son acontecimientos un poco confusos.
Uno de ellos, tiene lugar en una de las (tantas) internaciones de mi abuela materna, yo podía ver en el rostro de mamá la tristeza, y lo sentía muy fuerte porque siempre aborrecí esa imagen de mamá, con los ojos rojos y una amabilidad inquebrantable hasta cuando el cielo se cae, solo quería abrazarla...ella nunca me decía nada, y trataba de disimular la crisis frente a mi hermano y a mi, pero le era muy difícil conmigo, aquella noche papi y mami hablaron de como me daba cuenta de todo lo que pasaba, y que complicado se me iba a poner cuando creciera, porque a pesar de mi personalidad y aguante, era más intuitivo y sensible que otra cosa, en ese momento no comprendía, pero siempre quedaron grabadas en mi cabeza esas palabras, no como un trauma pero sí como un recordatorio, y ahora comienzo a comprender a lo que se referían...
El otro recuerdo, quizá el más duro y el que dejo una herida abierta que marco mi vida en muchos aspectos, ocurre durante un momento de mi pre-adolescencia precoz, donde la relación que solía tener con papá era muy mala, y mis tratos hacia él eran pésimos, donde en cada pelea no me guardaba insultos de los que hoy en día me sentiría avergonzado de solo pensar, pero fue una etapa muy dura para mí, donde no me encontraba ni siquiera buscándome, recuerdo escuchar a papá diciéndole a mamá que mi hermano y yo eramos muy diferentes, que él era muy bueno y yo era intratable, que la verdad conmigo no tenía relación y en simples palabras no me quería, escribo esto con lagrimas porque siempre estuvo guardado en mí una asignatura pendiente con papá, que tratare algún día cuando finalmente pueda mostrarle lo que queda de mí.
Sin embargo, las cosas cambiaron mucho en mi vida, pase por muchos estados. lugares, personas y experiencias, supe encontrarme y hacerme, y mi relación con papá es muy buena; hace algunos meses, en unas de mis visitas a mis abuelos paternos, mi abuela me confeso lo "loco" que papá estaba conmigo, que hablaba y tenía un brillo en los ojos, fue por lejos uno de los días más lindos de mi vida, porque pese a las diferencias y desencuentros que podemos tener, construimos un cariño por el otro que está más allá de lo que uno pueda hacer o pensar, y me hace sentir muy fuerte, seguro, y cicatriza más que ninguna otra cosa esa herida que nunca sano.

Comentarios