Un amanecer

¿Ese era yo? Acaso, ¿pude estar tan triste? ¿Pude SER tan triste? Y la respuesta es sí, era yo, definitivamente, pero una parte de mí que deseo no ver, si es posible, nunca más. Fui una persona tan triste que deje ser yo, para ser algo más, porque era algo cercano a un zombie.
El sentimiento de dependencia, el sentimiento de tristeza, me nublaba, me dejaba exhausto, hundido en el fondo del tártaro, junto con los recuerdos rotos, junto con él, con los sueños y las metas.
¿Cómo pude pensar en dejar de existir? En pensar que nada, iba a valer la pena, si no sabía de qué cantidad de felicidad en peso bruto hablaba.
Mirarme en un espejo, y ver atreves de mis ojos, ver ilustrado, lo que siempre quise, lo que soñé, lo que imagine tan lejos, algo tan imposible de llegar...y mucho más.
Cuando las metas se cumplen, cuando los sueños se llevan a cabo, no hay más que felicidad, y un corazón que late, que se cura, un corazón que ya no duele, pero que sigue funcionando, porque el dolor le dio más escalas, guardo fuerzas, que ahora, parecen infinitas.
Quiero esto, quiero nuevas cosas, pero las viejas también, las quiero para sentirlas, para observarlas, las quiero conmigo, porque quiero más, porque hay más.

"Después de la tormenta, cuando menos piensas sale el sol."

Comentarios