Alto y fuerte
Y se fue. Hoy finalmente el cielo lloro. Me siento tranquilo, me da paz imaginarlo en los años 50, caminando por las calles de Buenos Aires, de traje y sombrero, con mi abuela de la mano, simplemente viendo vidrieras, sonriendo. Lo voy a recordar así, lo despido así: en un sueño, joven, hermoso, con un mundo por delante. Siempre voy a recordar sus bromas, su tono de voz y sus ravioles. Estos últimos 2 años fueron muy difíciles para mi, no lo vi, su vejez se comió su calidez, su humor, su calor. Pero hoy, estoy feliz por su vida, por sus 92 años. Hoy, una persona con un peso histórico dejó el mundo y se va en un sueño, el más dulce de todos. Por siempre. Chau, Tatu.